PEQUEÑAS HISTORIAS
Un sábado callado, lluvioso, refinado y sutil
Por Alex Caberta
Ayer estaba muy gris cuando dejé atrás el apartamento bien temprano y salí con mi Sony Alpha a caminar. Eran las 6:30 de un sábado muy calmo en el tramo más bonito de la sinuosa International Drive. Calles, silencio, tranquilidad. Algunos trabajadores municipales maquillando esquinas y senderos. Solitarios paisajistas urbanos intercalando flores con deseos.
La lluvia comenzó su danza y me refugié en ninguna parte. Había descubierto por casualidad unos días antes este pequeño lago escondido y ayer caminé para recorrerlo. Y así fue… Mi cámara y yo nos mantuvimos expectantes y en modo contemplación. Y miramos juntos las garzas, y patos, y aves pequeñas abrazando la mañana.
Y cuando ya no hubo esperanza para los rayos del sol, la lluvia dejó caer sus diamantes de agua. Las nubes lo supieron. Los reflejos construyeron salones de oscuridad en la distancia para que segmentos y líneas pudieran lucir su gracia al punto de casi extender una mano y poder tocarlos. Hubo grises, hubo negros, y también un millón de tonos fabricando equilibrio.
Sentí que debía creerlo. Abrí el diafragma a 2.8, bajé el ISO cuanto pude, ajusté la velocidad en 1/1400 de segundo. Encuadré y empapado esperé a que un flamenco blanco, pequeño, sobrevolara a centímetros del espejo de agua hacia la derecha de mi escena. Disparé. Y lo que vi e intenté capturar lo estamos viendo juntos.
Como te conté, fue un sábado insólitamente mudo en una ciudad que como sabemos está plagada de magia y de múltiples asombros. Y sucesos como este son milagros diminutos que guardan avenidas y bulevares en la intersección con el sosiego de un sábado callado, lluvioso, refinado y sutil.
Alex, sábado 13 de febrero 2021. Orlando, Florida, EE. UU.